Editorial: Luis Miguel y Héctor Suárez, ¿qué nos pasa?
El miércoles se conocieron dos noticias fuertes de espectáculos: la presentación del cantante Luis Miguel en una Corte de Los Ángeles, California, y la amenaza de muerte al primer actor Héctor Suárez por su crítica política.
Ayer, las portadas de las secciones de Espectáculos y, más allá, las portadas de los periódicos, consignaron una nota: el arresto momentáneo y casi inmediata liberación de El Sol luego de pagar una fianza de un millón de dólares.
De don Héctor Suárez, nada… o muy poquito en interiores.
Ya, en serio, ¿es más importante el arresto (que se sabía que iba a suceder porque en Estados Unidos la justicia no se anda con jueguitos y ya se había librado una orden de aprehensión) de un sujeto que tiene al menos otras tres demandas, todas por incumplimiento de contrato, o la amenaza de muerte a un actor, con pistola en la nuca y el recordatorio de los nombres de su familia, por sostener una posición crítica al gobierno.
El primero es un simple procedimiento judicial que se solucionó soltando una feria (mucha, por cierto), la segunda es un atentado a la libertad de expresión, no solo de Héctor Suárez sino de cualquier mexicano, pues estas amenazas también funcionan como disuasión, y, bueno, técnicamente, también es un atentado contra su vida y la de sus familiares.
Muchos (casi todos) podrán decir que Luis Miguel es más mediático, lo que sea que signifique eso; otros dirán que la carrera del creador de personajes emblemáticos como el No Hay, el Milusos, doña Sonia y muchísimos más está en declive…
Lamento informarles que la de Luismi también está en caída libre y desde hace muchos años.
Parafraseando a don Héctor Suárez, “¿qué nos pasa?”