Aumentan los casos de depresión por el efecto “cuesta de enero”
La cuesta de enero no sólo tiene relación con la situación económica de la población en general. Este fenómeno atañe principalmente a personas que experimentan “una cruda emocional”, producto de los excesos vividos durante las fiestas decembrinas.
Son personas que se excedieron, lo cual representa un hecho compensatorio que se traduce, por citar un ejemplo, en la adquisición compulsiva de cosas materiales: la finalidad es evadir carencias emocionales.
Según estimaciones del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI), 4 de cada 10 pacientes adultos que visitan nuestra clínica están experimentando cierto grado de depresión debido al efecto denominado cuesta de enero.
Lo anterior, de acuerdo con este centro, también atañe a la población infantil con un porcentaje similar (3 de cada 10).
Cabe destacar que este hecho se presenta tanto en hombres, como en mujeres de todos los estratos socioeconómicos: “Tiene que ver con un evento real, donde por ejemplo, a lo largo del año hubo una pérdida, un divorcio o una decepción amorosa, e incluso un despido laboral”, señalan los especialistas.
Es importante aclarar que no en todos los casos se puede catalogar como una patología: “Sólo si experimentan una sensación de vacío permanente, o carecen de metas o esperanzas y si la tristeza es un común denominador de su vida”.
Por otro lado, la población infantil también pueden presentar síntomas de depresión pasajera en enero: Se contagian por el pesimismo de los adultos y los síntomas son claros: baja de rendimiento escolar, hostilidad y retraimiento. Si estos síntomas prevalecen por más de un mes lo recomendable sería acudir con un especialista.
De igual forma, si la depresión en adultos no desaparece al paso de las semanas (un mes por ejemplo), lo aconsejable es asistir a una terapia psicológica.