Opinión: #TodosSomosAlexa
Los seres humanos somos crueles y los mexicanos tal vez lo seamos más.
Escudados en un “ingenio” que nos permite burlarnos hasta de la muerte, nos hemos acostumbrado a burlarnos de todo aquello que no cumpla con los estándares de belleza del estereotipo anglosajón-nórdico-gérmanico-caucásico.
La víctima del malinchismo-machismo mexicano esta semana fue la gimnasta Alexa Moreno, quien fue atacada hasta la saciedad en las redes sociales por su aspecto físico.
A pocos les importó que la chica de 22 años sea la única gimnasta femenina mexicana en los Juegos Olímpicos de Río –lo cual ya es un verdadero triunfo para un deporte en el que nuestro país no destaca-, que semanas antes de las pruebas de clasificación se haya lesionado la fascia plantar y que compitió lesionada para ganarse su boleto a Río, que sus entrenamientos hayan sido dolorosos a causa de esta lesión y su recuperación, que a tres semanas de los JO se haya desgarrado varios músculos de una pierna y que, a pesar de todo eso, haya decidido competir.
No. Lo que importó a los haters y trols invisibles y quasi anónimos de internet fue la apariencia física de la gimnasta, a quien tacharon de “gorda” y de tener “cara de mexicana”.
¡Cara de mexicana! ¿qué esperaban de una gimnasta MEXICANA? ¿que pareciera eslovena, lituana, ucraniana o italiana?
“Debiera concursar comiendo hot dogs” fue uno de los miles de comentarios que inundaron Twitter y Facebook en referencia al físico de Alexa y sus resultados en la competición.
Vergonzoso. ¿Saben cuántos kilos pesa Alexa? ¡44 kilos! ¿saben cuál es su pecado? no ser menudita como las chinas, escultural como las Barbies de Europa del Este, rubia como las estadounidenses.
¿Y saben una cosa? ¡así somos la mayoría de los mexicanos!
Se dice que el 99 por ciento de los habitantes de este país no tenemos las habilidades físicas ni mentales para intentar siquiera participar en una justa olímpica. Es ese uno por ciento privilegiado por la naturaleza y forjado a base de durísimos entrenamientos el que está en Río de Janeiro compitiendo. Si gana o no una medalla es otro asunto.
Lo que es increíble es que el inconsciente colectivo nos haga llamar “Gran Señora” a la fallecida y rechoncha (gordibuena, decían) cantante grupera Jenni Rivera y que, por otra parte, llamemos “cerda” a Alexa Moreno.
Algo anda muy mal en nosotros cuando nos vemos al espejo y no nos gusta nuestra imagen. Porque, si nos vemos en el espejo, nos daremos cuenta de que todos somos Alexa, con una diferencia: ella es una atleta olímpica; nosotros, no.
Ismael Frausto
Director Editorial
Twitter: @IsmaelFrausto