Ríe lo más que puedas, es sano
Cuando hablamos de risa nos remitimos al humor y los chistes que se cuentan cotidianamente en el trabajo, la casa, entre amigos, etc., y son estos momentos los que contribuyen a la buena vida y la salud; sin embargo, la risa no solo debe brotar al oír un chiste, sino estar presente siempre en nuestras vidas.
Vivimos en un mundo vertiginoso con cambios muy volátiles en muchos aspectos de la vida del ser humano todo el tiempo y de todas las formas imaginables, con agradables sorpresas y con vivencias desagradables también, pero bajo ninguna circunstancia debemos dejarnos apabullar por la amargura y uno de los mejores remedios para todo mal es reír. Así de simple.
¿Te acuerdas del doctor Patch Adams? es conocido como el inventor de la risoterapia y, con el correr de los años, la ciencia le ha dado la razón: reír ayuda a tratar la depresión, el estrés y la angustia. Te da una sensación de mejoría general, limpia y ventila los pulmones, mejora la oxigenación del cerebro y todo el cuerpo, regulariza el pulso cardíaco, ayuda al aparato digestivo y regula el intestino, relaja los músculos tensos, disminuye la producción de hormonas que causan estrés y la presión arterial de la sangre.
Además, nos ayuda a quemar calorías. Cuando reímos movemos unos 400 músculos del cuerpo. Incluso, hay científicos que afirman que reír 100 veces equivale a hacer 10 minutos de ejercicio aeróbico o 15 minutos de bicicleta.
Por si fuera poco, la risa contribuye en el proceso de enseñanza-aprendizaje. La doctora Anna María Fernández Poncela, experta en temas de educación y aprendizaje asegura en su libro Humor en el aula que “nuestro mundo está lleno de avances tecnológicos y en los actuales cambios educativos, la utilización de la risa es algo importante. El humor y la risa han sido poco valorados en el contexto educativo, sin embargo en la actualidad parece oportuno introducirlos como parte de las destrezas y competencias educativas”.