Cien años pienso en ti… Pedro Infante
“¡Ay, trompudas! si me muero ¿quién las besa?” gritaba desparpajado en sus películas, se empinaba un trago de tequila y se arrancaba acompañado del mariachi para enamorar a las mujeres y caer bien a los hombres.
Pedro Infante, el más grande ídolo que ha tenido México cumple cien años, como el nombre de la canción que inmortalizó cantando susurrando, la clave de su enamoramiento musical.
Quería cantar como Jorge Negrete y tirar un chorro de voz, pero Manuel Esperón, su compositor y músico de cabecera le dijo “Pedrito, usted cántele a las damas quedito, al oído” y funcionó. Con sus canciones cantadas suavecito se convirtió en el amor de todas, sí, todas las mexicanas y con sus películas encarnó al prototipo del macho mexicano bravo, valiente, audaz y, por supuesto, bueno pa’l trago y las mujeres.
Hoy se cumplen un siglo del nacimiento de Pedro Infante quien hoy cantaría “y si vivo cien años, cien años pienso en ti”.
Nacido el 18 de noviembre de 1917, Pedro Infante es reconocido a nivel nacional e internacional como uno de los iconos cinematográficos más célebres de México. Fue un actor y cantante de la época de oro del cine de nuestro país y también un fenómeno social relacionado con la cultura popular de mediados del siglo XX.
En la celebración de este centenario, el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) ofrecerá al público un ciclo en la Cineteca Nacional con nueve películas de Ismael Rodríguez en las cuales el sinaloense interpretó roles protagónicos: Los tres García, Nosotros los pobres, Ustedes los ricos, Pepe “El toro”, Los tres huastecos, La oveja negra, A toda máquina, ¿Qué te ha dado esa mujer? y Dos tipos de cuidado.
A su vez, la Cineteca Nacional montará dos exposiciones: una en las rejas de este recinto con fotografías emblemáticas del actor, y otra en la sala Ismael Rodríguez, en torno a la obra de este cineasta, creador de la figura cinematográfica de Pedro Infante.
A finales de los años treinta del siglo pasado, Pedro Infante viajó a la Ciudad de México para probar suerte como cantante; después de varias audiciones fallidas, obtuvo un contrato en la XEB. Paralelo a su actividad como cantante en la radio, llegó la oportunidad para incursionar en el cine, ámbito en el que llegó a destacar como una de las estrellas más populares de nuestro país.
A lo largo de su carrera recibió múltiples premios, entre los que sobresale su nominación en 1947, por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, como mejor actor en la película Cuando lloran los valientes; un año después fue nominado por su actuación en Los tres huastecos, y en 1953 fue reconocido su trabajo en Un rincón cerca del cielo. Finalmente, en 1957 le fue otorgado el Oso de Plata del Festival Internacional de Cine de Berlín por su papel en Tizoc.