Metepec, pueblo alfarero
A unos siete u ocho kilómetros de la capital mexiquense se encuentra Metepec. El nombre de este pueblo significa en náhuatl “sobre el cerro de los magueyes”.
Se trata de un típico poblado del Estado de México, con la proyección, colores, olores y sabores del México Antiguo, el que se nos presenta, por ejemplo, en las cintas del “Indio” Fernández.
Metepec es un pueblo alfarero por excelencia. Quienes visitan este magnífico pueblo mexiquense, por lo general resultan asombrados por las verdaderas obras de arte que realizan los maestros alfareros del lugar.
Basta con pasear por pintorescos barrios como Santa Cruz, San Mateo, San Miguel, Coaxustenco y Santiaguito, en algunas de las muchas tiendas de artesanías que allí se localizan, para hallar antojables piezas: soles y lunas, calaveras, candeleros, imágenes sacras, coronas para celebrar el adviento y muchas otras más.
Por otra parte, Metepec siempre ha tenido una enorme relevancia para las comunidades indígenas que habitan la región. Tal es el caso de las etnias matlatzinca y otomí.
De hecho, en lengua matlatzinca a Metepec se le nombra NepintaTuhi, que significa “el lugar de los habitantes de la tierra del maíz”. En cambio, los otomíes nombran a Metepec como Ntaguada.
QUÉ VISITAR
Los turistas no deben perderse el antiguo convento franciscano que se levanta en este sitio. Se ha determinado que en fechas previas a 1569, los religiosos franciscanos construyeron en Metepec un convento dedicado a San Juan Bautista.
En el interior de la iglesia, sobresale una representación de este mismo santo y una antigua pintura en donde se representan almas que son rescatadas por San Nicolas de Tolentino y la Virgen María.
Por otro lado, en las inmediaciones de Metepec existen parajes muy gratos e ideales para efectuar almuerzos campestres y días de campo, así como también, deliciosas fondas para degustar los antojitos más representativos del lugar.