Es tiempo de cumplir: Martí Batres
Como nunca antes en la historia de la democracia mexicana, el resultado de las elecciones estaba “cantado”. De acuerdo con las encuestas y con la percepción popular, era imposible que Andrés Manuel López Obrador no ganara la presidencia de la República pero, como en otras ocasiones, estaba latente el temor, ese temor justificado al fraude que muchas otras
veces nos había lacerado y había echado por tierra la esperanza de un cambio verdadero en el país.
A un mes de ese histórico domingo, Martí Batres lo revive como si hubiera sido ayer: “Ya veíamos venir el triunfo, pero esto ha ocurrido en otras ocasiones. También en el 88, yo tenía 21 años, veíamos venir la victoria, y también en el 2006 veíamos que venía la victoria.
“Ahora en el 2018 la diferencia fue mucho más grande, la acumulación de fuerzas fue mucho más grande, pero teníamos esa duda: ‘¿respetarán el triunfo?, ¿respetarán nuestra victoria?’ entonces a lo largo de la jornada electoral platicábamos con una persona en la calle y con otra y decían ‘¡ganamos, ganamos!’, y nos esperamos, nos esperamos. Yo me fui a una entrevista a las 20:00 horas al Financiero Bloomberg y todavía me preguntaba ‘¿qué voy a decir, qué voy a decir? no tenemos ninguna cifra’, pero mientras esperaba la
entrevista, salió a las 20:05 horas José Antonio Meade, candidato del PRI, diciendo que los resultados no les favorecían y que había triunfado Andrés Manuel López Obrador.
“En ese momento dije: ‘¡ya ganamos! ya se reconoció el triunfo. Ahora sí, finalmente ya, ¡después de muchos años!’ Esta es una victoria del pueblo de México y ahora hay que transformarlo, hay que ponerse a trabajar”.
Alegría. Es la palabra que prevalece, que inunda a las personas y Martí ha recibido esas muestras de alegría y esperanza. “Bueno, te estoy hablando del sentimiento de la victoria y todos estos días posteriores al primero de julio y vaya que ya pasó el mes. Cuando voy a un restaurante, una fonda, al mercado, a la tienda o simplemente voy caminando en la calle… el otro día iba con mis hijos y mi perrita y nada más de darle la vuelta a la manzana
me encontré a tres señores distintas que me abrazaron para felicitarme, súper eufóricas, súper contentas. Ayer que fui a clausurar un foro de consultas en materia de pueblos indígenas, a la salida había también señoras que me estaban esperando para darnos un abrazo.
Es decir, es un felicidad compartida de la gente, los capitalinos, los ciudadanos en general sienten que se quitaron una losa de encima, y pues ahora hay que ser consecuentes con esa alegría y cumplir… quieren caminar juntos.