¿Son buenos o malos los refrescos sin azúcar?
Es importante recalcar que la ingesta desmedida de cualquier producto, con sal, azúcar, yodo, etc., podría ser perjudicial para el organismo. Lo mismo pasa con cualquier bebida sin azúcar, versión zero o light.
Cuando nos referimos a los refrescos light automáticamente pensamos solo en el beneficio –menos calorías– que brinda, pero no reflexionamos en los sustitutos de azúcar que se emplean en su elaboración.
Las bebidas light tienen un sabor muy similar a un producto con azúcar y esto sólo se logra a través de suplentes de azúcar, algunos naturales y otros que son producidos de manera química. Son edulcorantes que proporcionan un sabor azucarado muy parecido al de la propia azúcar, pero sin elevar el aporte calórico, lo que para muchos supone ya una ventaja definitiva.
Aunque un refresco light no supera las 10 calorías, algo mínimo comparado con las más de 100 que tiene un refresco azucarado normal, no se pueden olvidar los efectos secundarios a mediano y largo plazo que estos edulcorantes artificiales pueden ocasionar, ya que al final de cuentas, son productos químicos.
Incluso algunos apuntan a la posibilidad de padecer cáncer por culpa de estos edulcorantes artificiales, y aunque ya se comprobó que la ingesta de bebidas light endulzadas con ciclamato de sodio –que son capaz de endulzar hasta 600 veces más que el azúcar de caña– no producen cáncer, para muchos el propio riesgo que supone es suficiente para no consumirlo.
Algunos especialistas asocian el consumo habitual de bebidas sin azúcar, con la probabilidad de desarrollar algunos padecimientos como enfermedades del corazón, derrame cerebral, síndrome metabólico e hipertensión arterial, además que contribuyen al aumento de peso. Beber uno o más refrescos light al día podría elevar el riesgo de sufrir un infarto o padecer algún problema cardiovascular entre las mujeres; las sodas contienen sodio y fructosa que cuando se consume en exceso elevan el nivel de la prensión arterial.
El consumo regular (1 o 2 latas) de refrescos de dieta puede aumentar hasta 60% el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Una de las razones es que el aspartame, principal edulcorante artificial, provoca un aumento de azúcar en la sangre y picos en los niveles de insulina, generando mayor resistencia.
Según algunos estudios su consumo diario se asocia con 36% de probabilidades de desarrollar síndrome metabólico si se compara con una dieta libre de esta bebida. Esta afección concentra los factores de riesgo que elevan las probabilidades de padecer una enfermedad cardiovascular o diabetes tipo 2, entre glucosa en la sangre, hipertensión arterial, exceso de grasa en la cintura.
Asimismo, los edulcorantes artificiales o “azúcar falsa” engañan al cuerpo haciendo que piense que está consumiendo algo dulce. El organismo no metaboliza estos endulzantes igual que la glucosa, haciendo que se acumule y se transforme en grasas, condición que eleva el riesgo de sobrepeso.