Yogi Berra: frases de vida y beisbol
Por sus hazañas en el diamante y sus frases célebres lo conocerás. Quizás ese fue el epitafio de Yogi Berra, un legendario beisbolista de los Yanquis de Nueva York que este viernes cumpliría 92 años de vida.
Lawrence Peter Berra, quien nació en San Luis, Misuri, obtuvo su notoriedad primaria a partir de su desempeño como catcher de la novena neoyorquina; sin embargo, poco a poco también comenzó a hacerse famoso gracias a sus declaraciones a la prensa con frases llenas de ironía, sobre sentido, humor y sabiduría.
Puedes observar mucho con tan solo ver
Berra es nada menos que el autor de uno de los más célebres dichos en los deportes: “Esto no se acaba hasta que se acaba”.
Quizás fue el ambiente campirano con el que se crió en el sur de la Unión Americana, o posiblemente las vivencias en el ejército, que incluso lo llevaron a participar en la Segunda Guerra Mundial, el hecho es que Berra pudo publicar un libro con sus ocurrentes declaraciones, las cuales fueron bautizadas como Yogi-ismos (Yogi-isms, en inglés).
Nombre: Lawrence Peter Berra
Apodo: Yogi
Nacimiento: 12 de mayo de 1925 (San Luis, Misuri, EU)
Fallecimiento: 22 de septiembre de 2015 (Montclair, Nueva Jersey, EU)
Posiciones: Catcher, jardinero, manager
Equipos (jugador): Yanquis (1946–1963); Mets (1965)
Equipos (manager): Yanquis (1964); Mets (1972–1975); Yanquis (1984–1985)
Inducido al Salón de la Fama: Clase 1972
Descendiente de italianos, aprendió de Da Vinci la estética del cuerpo. “No sabría decirle – dijo durante una entrevista- si el nudista era hombre o mujer, porque llevaba la cara tapada con una bolsa de cartón”.
Otra de las anécdotas famosas en torno a Berra, es que su apodo, el de “Yogi”, sirvió como inspiración para darle nombre a la caricatura.
3 Premios a Jugador Más Valioso de la Liga Americana
13 Títulos de Serie Mundial
18 Juegos de Estrellas
Amparado de la lucidez y su amor por el beisbol, también declaró: “nunca me culpo cuando bateo mal. Culpo al bat. Si la cosa sigue mal, cambio de bat. Después de todo, como sé que no es culpa mía batear mal, ¿para qué enfadarme conmigo?”.